
La contaminación atmosférica: otro factor del cambio global que amenaza el funcionamiento y la biodiversidad de los ecosistemas
Las actividades humanas provocan la emisión de compuestos contaminantes a la atmósfera, fenómeno que se ha multiplicado en el último siglo con la intensificación de la ganadería, la agricultura, la quema de biomasa y la quema de combustibles fósiles para la industria y el transporte. La contaminación atmosférica es un problema que afecta tanto a escala local como global, ya que los compuestos emitidos pueden viajar largas distancias. En las últimas décadas, se han desarrollado políticas que han conseguido reducir las emisiones de ciertos contaminantes. Pese a ello, la realidad revela que muchos contaminantes atmosféricos todavía superan los niveles límite establecidos para la protección de la salud humana y de los ecosistemas (1).
En el caso de España, los informes publicados por el ministerio sobre calidad del aire reflejan que se están excediendo los valores límite para algunos compuestos como el dióxido de nitrógeno (NO2), material particulado (PM10) y el ozono troposférico (O3) (2). Aunque la mayoría de estos excesos se producen en áreas urbanas y/o industriales, también se detectan altos niveles de contaminación en regiones establecidas para la protección de los ecosistemas, como los Parques Nacionales o las áreas incluidas en la Red Natura 2000 (3,4,5). Esto puede suponer un riesgo para la conservación de la biodiversidad, ya que la contaminación atmosférica puede alterar la función y estructura de los ecosistemas.
El ozono troposférico es un contaminante secundario que se forma fotoquímicamente a partir de compuestos precursores, y que registra niveles crónicos elevados en zonas naturales alejadas de focos urbanos e industriales. El O3 es absorbido por la planta a través de los estomas, generando radicales libres muy oxidantes que alteran el metabolismo y la fisiología vegetal. Estos efectos se traducen en una disminución del crecimiento y producción de flores y semillas, la aceleración de la senescencia y la alteración de los ciclos de nutrientes (6). El O3 no sólo tiene efectos directos sobre las especies sensibles, sino que también causa efectos indirectos haciendo a las plantas más susceptibles a otros tipos de estrés, como el ataque de patógenos, el estrés hídrico o deficiencias nutricionales. También afecta a procesos ecosistémicos como la polinización, mediante la alteración de caracteres florales que atraen a los polinizadores (7).
Además del O3, el depósito de compuestos nitrogenados atmosféricos también afecta a los ecosistemas pudiendo alterar los ciclos naturales del nitrógeno y carbono, provocar procesos de eutrofización y acidificación, y disminuir la resistencia a otros factores de estrés (8). Asimismo, los compuestos nitrogenados pueden interaccionar con el O3 modificando la respuesta de la vegetación a la contaminación (9).
Estas alteraciones a escala de organismo pueden provocar efectos en los ecosistemas mediante la modificación de las relaciones de competencia entre especies, favoreciéndose las especies tolerantes frente a sensibles, e incluso facilitando el establecimiento de especies invasoras. Todo ello puede generar un cambio en la estructura y funcionamiento de los ecosistemas ocasionando una pérdida de biodiversidad. Por todo ello, la contaminación atmosférica constituye un componente importante del Cambio Global, que debe de ser incluido en las redes de monitorización y seguimiento del estado de conservación de los ecosistemas naturales.
Raquel Ruiz Checa
Rocío Alonso del Almo
Victoria Bermejo Bermejo
Fotos: Grupo de Ecotoxicología de la Contaminación Atmosférica del CIEMAT
Referencias:
- European Environmental Agency (2019). Air quality in Europe — 2019 report. EEA Report Nº 10/2019. ISBN 978-92-9480-088-6- 104 pp. Disponible en: https://www.eea.europa.eu/publications/air-quality-in-europe-2019.
- MITECO (2018). Evaluación de la calidad del aire en España 2018. 208 pp. Disponible en: https://www.miteco.gob.es/es/calidad-y-evaluacion-ambiental/temas/atmosfera-y-calidad-del-aire/informeevaluacioncalidadaireespana2018_tcm30-498764.pdf.
- Sanz, M. J., Sanz, F., Calatayud, V., & Sanchez-Peña, G. (2007). Ozone in Spain’s national parks and protected forests. TheScientificWorldJOURNAL, 7.
- García-Gómez, H., Fernández, I. G., Vivanco, M. G., Sogo, H. C., Bermejo, V. B., García, F. V., Rábago, I., & Alonso, R. (2017). Depósito atmosférico de nitrógeno en España y evaluación del riesgo de efectos en los hábitats terrestres de la Red de Parques Nacionales. Revista Ecosistemas, 26(1), 55-65.
- García-Gómez H, Garrido JL, Vivanco MG, Lassaletta L, Rábago I, Àvila A, Tsyrod S, Sánchez G, González Ortiz A, González-Fernández I, Alonso R. (2014). Nitrogen deposition in Spain: Modeled patterns and threatened habitats within the Natura 2000 network. Science of the Total Environment 485-486, 450-460.
- Bermejo V, Alonso R, Elvira S, Rábago I, García Vivanco M. (2009) El ozono troposférico y sus efectos en la vegetación. MARM (ed) 74 pp. Depósito Legal: M-51.966-2009. Disponible en: https://www.miteco.gob.es/es/calidad-y-evaluacion-ambiental/temas/atmosfera-y-calidad-del-aire/Ozono_tcm30-188049.pdf
- Farre-Armengol, G., Peñuelas, J., Li, T., Yli-Pirila, P., Filella, I., Llusia, J.,Blande, J.D. (2016). Ozone degrades flower scent and reduces pollinator attraction to flowers. New Phytologist 209, 152–160.
- Bobbink, R.; Hicks, K.; Galloway, J.; Spranger, T.; Alkemade, R.; Ashmore, M.; Bustamante, M.; Cinderby, S.; Davidson, E.; Dentener, F.; Emmett, B.; Erisman, J.-W.; Fenn, M.; Gilliam, F.; Nordin, A.; Pardo, L.; de Vries, W. (2010). Global assessment of nitrogen deposition effects on terrestrial plant diversity: a synthesis. Ecological applications, 20(1), 30-59.
- Calvete-Sogo, H., Elvira, S., Sanz, J., González-Fernández, I., García-Gómez, H., Sánchez-Martín, L., Alonso, R., & Bermejo-Bermejo, V. (2014). Current ozone levels threaten gross primary production and yield of Mediterranean annual pastures and nitrogen modulates the response. Atmospheric Environment, 95, 197-206.