
¿Estamos protegiendo con Kosteletzkya pentacarpos una planta naturalizada?
La “trencadella” (Kosteletzkya pentacarpos (L.) Ledeb.) es una malvácea de bellas flores que recuerdan a sus parientes los hibiscos, de hasta 2 m de altura y que habita riberas, marjales y zonas húmedas litorales (Figuras 2, 3 y 4). En España solo aparece en localidades discontinuas de la costa valenciana y en los deltas del Ebro y del Llobregat, aunque hay citas antiguas en el litoral andaluz y balear. Lo sorprendente de su distribución es que se encuentra en ambas orillas del Atlántico, desde el Golfo de México e islas del Caribe hasta la Cuenca Mediterránea y Asia Menor (Figura 1).
La “trencadella” es bien conocida entre los conservacionistas vegetales por estar incluida en la legislación europea, tanto en el Convenio de Berna como en la Directiva de Hábitats. Sus escasas poblaciones peninsulares, reducidas y a veces con censos exiguos, motivaron su aparición en el Listado de Especies Silvestres de Régimen de Protección Especial español, así como en el Listado de la Comunidad Valenciana y en el Catálogo de protección de Cataluña (En Peligro).
A pesar de su rareza, y dado que habita en medios humanizados y posee una geografía tan inusual, desde el inicio de su protección hubo botánicos que dudaron de su carácter autóctono, considerándola una planta probablemente naturalizada en el Viejo Mundo.
Los análisis genéticos resuelven la incógnita biogeográfica
Para salir de dudas emprendimos un estudio genético y filogeográfico con las 6 poblaciones ibéricas conocidas, las 5 italianas (del Véneto y Ferrara, gracias a la colaboración de G. Rossi y A. Corly, de la Universidad de Pavia) y con una representación de las norteamericanas (desde Luisiana a Nueva Jersey, gracias a A. Weeks, de la Universidad George Mason de Virginia). Apoyándonos en la secuenciación de fragmentos de ADN nuclear y cloroplástico, queríamos averiguar la antigüedad de su separación entre ambos lados del Atlántico y ver si la diferenciación interpoblacional estaba en consonancia con el aislamiento geográfico que exhibe la planta en el Viejo Mundo, o si, por el contrario, apuntaba hacia una colonización reciente en ambientes antropizados litorales, en cualesquiera de las dos direcciones.
Nuestros resultados preliminares revelan que la variabilidad genética de las poblaciones españolas e italianas es menor que la de las americanas. También demuestran que todas las variantes genéticas (ribotipos nucleares y haplotipos cloroplásticos) halladas en individuos de las poblaciones mediterráneas están presentes en las de la costa americana.
En consecuencia, el patrón filogeográfico observado sugiere que la colonización se produjo en sentido Oeste-Este desde Norteamérica, que dicha dispersión –independientemente de si ha ocurrido más de una vez– habría tenido su origen en las poblaciones más septentrionales americanas, y que la relativa homogeneidad de los núcleos mediterráneos es compatible con una llegada reciente.
Aún ha de ampliarse el análisis a nuevas poblaciones para dar los resultados por definitivos, y la colaboración de colegas corsos e iraníes nos lleva a dar próximamente el paso. Será entonces el momento de sugerir nuevas medidas de gestión para la “trencadella” y de abogar, en su caso, por la descatalogación de una posible planta naturalizada en nuestras costas.
Autores:
Irene Julián Posadas1, Juan Carlos Moreno Saiz1 y Javier Fuertes Aguilar2
- Universidad Autónoma de Madrid.
- Jardín Botánico de Madrid, CSIC.